domingo, 14 de marzo de 2010

Miguel Hernández


Nacido el 10 de octubre de 1910 en Orihuela (Alicante), en el seno de una familia humilde dedicada a la crianza de ovejas y cabras, él mismo será pastor desde temprana edad.

A pesar de todas las dificultades ( entre ellas la hostilidad paterna a su deseo de estudiar, por lo precario de la economía domestica), puede asistir a la escuela hasta los catorce años.
De formación autodidacta, lee todo aquello que cae en sus manos y comienza a escribir versos a los dieciséis años.

Tras un fracasado intento de abrirse hueco en el mundo literario de Madrid, durante su primer viaje a esta ciudad en 1931, regresa a Orihuela donde escribe su primer libro, Perito en luna, que se publica en 1933. Al año siguiente se traslada de nuevo a Madrid y su obra comienza a tener el reconocimiento que se merece. Influido por el ambiente revolucionario de la II República y su amistad con Pablo Neruda, Miguel adoptará en lo sucesivo y hasta el final de su vida el compromiso en la lucha de liberación del hombre por el hombre de todas las miserias materiales y espirituales a que le somete la opresión social.

En 1936 aparece El rayo que no cesa. donde la voz del poeta ya ha adquirido su propia personalidad. Cuando estalla la revolución Miguel Hernández se adhiere al PCE y se alista en el Quinto Regimiento de Milicias Populares. Soldado y comisario de cultura recorrerá los frentes, donde, llegando a las mismas trincheras, recitará sus poemas a los soldados.

En 1937 publica Viento del Pueblo, autentica poesía revolucionaria que ha ido surgiendo a lo largo de la guerra.

Refiriéndose a su propia obra, el poeta dirá que “había escrito versos y dramas de exaltación del trabajo y condenación del burgués, pero el empuje definitivo que me arrastró a escribir mi poesía en forma de arma me la dieron aquel iluminado 18 de julio: intuí, sentí venir contra mi vida, como un gran aire, la gran tragedia, la tremenda experiencia poética que se avecinaba, y me metí, pueblo adentro, mas hondo de lo que estoy metido desde que me parieran, dispuesto a defenderlo firmemente.”

Los últimos años de su vida serán trágicos para Miguel. Muere su primer hijo y nacerá el segundo al terminar la contienda. A la amargura de la derrota se añade la difícil situación que padecen su compañera y su hijo, mientras, una vez detenido, recorre diversas cárceles. El 28 de marzo de 1942, Miguel Hernández muere en la cárcel de Alicante a los 32 años, víctima de la tuberculosis. Sus últimas obras. El hombre acecha y Cancionero y Romancero de ausencias expresan la angustia del poeta en tan difíciles circunstancias, y a pesar de todo, su fe en el hombre.

1 comentario:

CEIP Hernán Cortés dijo...

Demasiado largo, tenía que ser muy breve